domingo, 11 de mayo de 2014

CERRO SAN CRISTOBAL: DE APU PREHISPANICO A TRISTE EXPRESION DE CAOS URBANO

CERRO SAN CRISTOBAL: DE APU PREHISPANICO A TRISTE EXPRESION DE CAOS URBANO
Autor: Miguel Ruiz de Castilla
11 mayo de 2014
Lima - Perú

Desde remotos tiempos, las civilizaciones asentadas en lo que hoy es Lima, tomaron las evidencias naturales (cerros, ríos, quebradas, valles) como expresiones genuinas de la divinidad. El animismo como manifestación trascendente de la vida, se imponía y daba sentido al cosmos circundante, terrenal y divino.
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Tal es el caso del Cerro San Cristóbal, que en tiempos precolombinos fue un "apu" tutelar, al que se rendía singular veneración. Los estudios de las crónicas hispanas, indican apenas referencias a los habitantes del valle del Rimac, liderados por el mítico Taulichusco; la historia precedente se pierde en las penumbras del tiempo.
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Se sabe que el nombre de San Cristóbal le viene recién desde 1535, conferido por el propio Francisco Pizarro, conquistador del Perú. Todo cobra sentido, si se piensa que los españoles además de conquistar territorios, venían con un claro objetivo evangelizador, de incorporar nuevos fieles a la Fe Católica. Toda creencia autóctona debía ser desterrada por contravenir a la Verdadera Fe. La creencia ancestral en los "apus", en definitiva, caía en conducta herética. El cerro tutelar de Lima debía ser incorporado como símbolo cristiano, es por eso que se colocó una cruz en su cima, por indicación del propio Francisco Pizarro luego de la victoria hispana sobre los sitiadores indígenas de las batallas de Pachacamac y Rumichaca. La cruz primigenia, de madera fue retirada por los indígenas y repuesta igual número de veces. Con la colocación de la cruz, vino el bautizo del nombre de San Cristóbal. En 1929 se inició la costumbre de celebrar el "Via Crucis" en sus faldas, rememorando las estaciones recorridas por Jesús, siempre los 1 de mayo de cada año, esta tradición tomó dicha forma con el párroco Francisco Aramburú que solía organizar las peregrinaciones.
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Pasados los años, el "apu" tutelar de Lima, conservó en el imaginario popular, esa condición, por lo menos hasta el siglo XIX, cosa que se nota en su informal respeto a su integridad. Fotografías como la que sigue, son ejemplo gráfico de lo antedicho.

 
La imagen contrasta con la foto del panorama actual, un cerro San Cristóbal invadido de manera desordenada por viviendas, sin criterio técnico, estético, histórico, natural. Podría interpretarse como un caso paradigmático de los efectos de la natural impronta social desbordada, a la que no puede abstraerse una urbe en crecimiento como Lima. En este orden de ideas, no podemos juzgar esta realidad con criterios de valores específicos. Solamente se puede evidenciar el contraste, que es más elocuente que cualquier argumento posible.



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